Hace poco caminaba por la calle en la noche y en una escalinata vi acostadas a dos personas sobre cartones, intentando conciliar el sueño mientras sus cuerpos se torcían tratando de adaptarse a la forma de la escalera. Los dos eran hombres adultos, se veían relativamente sanos, no tenían ninguna discapacidad evidente. Uno de ellos estaba dormido, el otro estaba despierto. Al verme pasar extendió la mano y algo murmuró, no entendí que decía, pero entendí el mensaje que me trataba de dar. Nervioso me acerqué y busqué en mi bolsillo alguna moneda, las encontré y sin fijarme ni siquiera su valor se las di. Agradecido volvió a murmurar algo, sonrió, le sonreí y se dio la vuelta, perdiendo cualquier interés en mi.
Seguí caminado, pensando sobre lo que acababa de pasar. Entiendo perfectamente que probablemente las situaciones y el contexto de la vida de ese individuo no han sido sencillas y lo orillaron al punto en el que está en este momento, sin embargo, estoy convencido en que en algún momento tomó la terrible decisión de resignarse a que las migajas eran suficientes para él. No pude evitar pensar sobre con qué frecuencia los ser humanos nos comportamos como esa persona: conformándonos con migajas cuando se puede buscar la pieza de pan completa, resignados a no recibir todo lo que queremos y merecemos. Entonces entendí de golpe la paradoja del mendigo: el que con migajas se conforma, sólo eso recibirá.
¿Cuántas veces el ser humano se conforma con migajas?, cuántas veces he escuchado frases como:
- este no es el mejor trabajo, pero es lo único que pude conseguir -
- no estoy con la persona ideal, pero al menos no estoy solo -
- doy más de lo que recibo, pero aún así ahí sigo -
- no he cumplido mis sueños, pero llevo una vida cómoda (y monótona) -
- peor es nada -
- más vale malo por conocido que bueno por conocer -
- prefiero no arriesgarme para no perder más -
- etc. etc. etc...
Sé perfectamente que la vida no es fácil y en ocasiones pareciera que las migajas son lo único que podemos conseguir, sé perfectamente que no siempre se puede conseguir lo que se busca, pero eso no quiere decir que debemos conformarnos con las migajas. Mientras más alto se aspire, más alto se llegará. Tristemente el ser humano después de caer un par de veces, suele desarrollar un miedo casi fóbico al fracaso y por ello prefiere ni siquiera intentar algo, pero ¿cuántas veces se cae un bebé mientras aprende a caminar?, jamás he visto a un bebé que se conforme con gatear por el miedo a caerse, el bebé siempre se levanta y no se conforma. ¿En qué momento el ser humano pierde este impulso y decide que las migajas son suficientes?
Creo que la única manera para en verdad satisfacer el hambre es aspirar por el pan completo. Al final de cuentas, el qué con migajas se conforma, sólo eso recibirá y sin duda seguirá sintiendo hambre. Pero el que busca el pan completo, tarde o temprano lo encontrará.
-J